martes, 25 de setiembre de 2007

Hoy me regaló una sonrisa

Raudamente subo las escaleras laterales de la clínica, es ya muy tarde pues me detuve en Nelly comprando una mascarilla y acrílico duralay para lo que será la labor clínica de esta tarde, la falta de sencillo se hizo cómplice del tiempo pero quedó parcialmente solucionado con un vuelto virtual plasmado en guía de remisión con un claro escrito de ".... debo 5 soles...", ya estoy en el tercer piso, se asoman los casilleros y cachimbos a granel, una encrucijada se apodera de mí ir al baño o al casillero, opto por lo segundo, rápidamente saco las pertenencias que utilizaré hoy y guardo las que no, el tiempo apremia y acelero el paso descendiendo por las escaleras de granito, sorteo algunos internos y neófitos de clínica I , por fin estoy en el primer piso, echo una mirada rauda a los asientos para cerciorarme que mi paciente aún no llega, lo hago con tranquilidad porque sé que nunca lo hace a la hora pactada, hago todo el procedimiento habitual colocando los campos y recogiendo mis cajas de central de esterilización pero reparo en que los mandriles para colocar el campo sobre el paciente los dejé olvidado en el casillero, como mi paciente osea mi madre aún no llega es momento de ir por él, antes de prepararme a salir oigo mediante los parlantes : " ....... ....... tiene llamada telefónica", me detengo un rato asimilándolo, la están llamado a ella, a la más hermosa, sin pensarlo dos veces me dirijo a recepción pero no está, es por ello que resuelvo ir en busca de los sujetadores al tercer piso, de regreso bajando las escaleras, sin esperarlo siquiera, me doy con la grata sorpresa, desde lo alto la veo allí sujetando el teléfono blanco, conversando con alguien, sonriendo, vestida de azul, con zapatos blancos, me detengo un rato observándola de perfil, hubiese podido quedarme allí toda la tarde mirándola, diferenciándola intentándole gritar sin sonido alguno Te amo. Bajo inmediatamente lo que queda de gradas, y en el preciso momento que me acerco ella cuelga el teléfono y es allí donde nos miramos cara a cara, un metro nos separa, ella me dirige una sonrisa y gesticula un hola, estaba allí y no lo podía creer, como cada vez que estoy cerca de ella y tomo conciencia de su presencia el entorno desaparece y sólo queda visible su figura, le digo estoicamente hola y devuelvo la sonrisa, no podemos conversar porque ella está de salida y también yo pero luego me arrepiento de no haberle preguntado cualquier cosa, cualquier tontería con el sólo animo de iniciar una conversación y contemplarla mientras habla, lamentablemente hoy no podré hacerlo, pero queda 3 meses, tiempo en el que espero haya oportunidad alguna.

1 comentario:

Garo dijo...

Es inspirador y azul.