martes, 3 de marzo de 2009

Cuernos y Razones



Las malas costumbres de nuestra variopinta farándula local, no son más que el reflejo justo de la situación moral por la que atraviesa nuestra sociedad.
Nos levantamos todos, con la noticia doméstica y casera de un puma abatido por las tropelías de una mujer a la que se le acabó el amor. No contenta con ello, al verse descubierta, lejos de ocultar por decencia propia su infidelidad, atizó el fuego de la traición revelando y detallando sus inapetencias y hastíos hacia un Carranza no del todo santo.
Hoy en día, la sociedad en su conjunto ha adoptado valores morales que hacen más permisibles los actos impropios como la infidelidad, todo lo contrario, incentiva, aplaude y hasta enaltece aquella persona que cobardemente rompe el pacto sentimental o legal entablado con su pareja, claro está, en cuestión de géneros la balanza es manifiesta y poco plural. El Sacavueltero(a), no es más que un triste sujeto, sin sentido de compromiso ni lealtad, que permite la supremacía de sus necesidades fisiológicas y pensamientos patológicos, antes que la consecución de una vida en valores, correcta y sensata. Cuando la sociedad, hoy revolcada en su podredumbre, deje de ensalzar estas actitudes, sólo allí, la infidelidad dejará de ser un motivo de elogio y por el contrario será un estigma eterno de bajeza humana ciertamente despreciable.

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