Aprovechando la decadente memoria, del nada exigente televidente peruano, una vez más los principios, honores y consecuencias fueron chufados en aras del dinero y la competencia mal sana que tiene de rodillas a los dueños de los principales medios televisivos.
Baruch Ivcher, otrora adalid de la libertad de prensa y caudillo de la televisión blanca ha sucumbido a la poderosa causa del negocio que en algún momento lo hizo víctima de la dictadura fujimontesinista. A casi ya una década de transcurridos los execrables atropellos que contra su familia y empresas ocurrieron, no puede decirse hoy en día que sus ideales primarios permanecieron incólumes, aquellos con los cuales engatuzó y ciertamente convenció a la población civil que lo acompañó durante el largo periplo que sufrió a manos del montesinismo, quien tuvo en lamentables personajes los nexos más sórdidos para asirse de la televisión abierta, así pues Monica Delta, periodista de Panamericana Televisión quien tuvo una parcialidad complaciente contra la dictadura y que cuyas actitudes dejaron bien en claro el bando al que representaba, hoy por hoy la tenemos renovada en un noticiero matutino del 2. De la misma forma, Nicolas Lucar, explícito agente y representante del periodismo lumpen de cuya revista dominical fue el retrete de montesinos, hoy también está resurgido los domingos en el 2.
¿Será tal vez la vejez de Baruch, la responsable de tamañas aberraciones a la dignidad de los que junto a él alguna vez peleamos?
sábado, 26 de setiembre de 2009
El Reciclaje de Frecuencia Latina
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