En el infinito orden de las cosas cualquier pregunta parece obtener respuesta, hasta el más inconmensurable sentimiento es susceptible a valoración dentro de este mundo que a toda costa trata de plantear explicación de lo que a sus manos evidentemente escapa, la exquisitez de las excepciones mantiene viva la esperanza de experimentar situaciones inéditas para violar marcos y limites hasta traspasarlos. Cuando las palabras se agotan dejando inútil su razón de ser, es cuando nace el código más hermoso reflejado en una mirada profunda, una caricia en el rostro, una sonrisa entre labios o el suspiro que precede a un beso. Cuando te miro inocente sin capacidad por decir algo, entregado a la plenitud de lo que por ti siento, nada tiene importancia salvo tu presencia nívea y pulcra que ante mis ojos fulgura, decir te quiero no hace justicia alguna a este corazón ávido por ti.
Siempre, siempre ...
miércoles, 11 de junio de 2008
Silencio que habla
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