Un niño moquillento con pantalones recientemente razgados por las rodillas y tirantes graciosos corre ágilmente hacia los columpios pues llegó la hora del recreo y la lucha por poseer el juego más popular es atroz, a pesar de ser el de más corta edad impone cierto respeto ante sus compañeros que lo tratan aduladoramente por donde vaya, la profesora regordeta con el cabello ensortijado y abultado propio de los 80 lo llama desde el alféizar de la ventana del salón azul, él se acerca y ella le pide con un tono familiar que despeje los juegos pues no son sólo suyos, el pequeño no comprende el mensaje y continúa , la maestra era joven con casi imperceptibles signos del transcurrir de los años pues la dulzura de su rostro prevalecía sobre todo, una sonrisa hermosa hacía despertar de quien la mirase la ternura natural que de ella emanaba, siempre con un mandil azul a cuadros y enormes bolsillos que incrementaban el volumen de su pequeño cuerpo recibía y despedía del aula diariamente a sus alumnos, casi todas las tardes excedía su horario de trabajo en dos horas para culminar con las tareas del día siguiente e incluso llevaba dentro de sus bolso floreado más trabajo a casa , a su lado siempre el niño moquillento de los pantalones razgados con lonchera en mano sonreía feliz mientras esperaban juntos el carro. Feliz día maestra, feliz día mamá.
viernes, 4 de julio de 2008
Feliz día Maestra
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
1 comentario:
No quiero imaginarme si esa profesora hace huelga o te enteras que estudio en San Marcos. Con tu forma de pensar. La revientas a palazos. No seas hipócrita pues. No seas cursi. Payaso.
Publicar un comentario