martes, 17 de junio de 2008

Lunar de Lima, Jr. Amazonas

Finalizando la avenida Abancay justo antes de cruzar el puente Ricardo Palma y muy cerca del parlamento nacional un jirón muy conocido por todos brinda a los visitantes una bienvenida algo hostil, puede sentirse inmediatamente el ambiente cargado por el smog de esta parte de la capital, las paredes de casonas detenidas en el tiempo cuyos balcones carcomidos penden amenazantes cubiertas por una capa gris oscura que evoca la soledad que en ellas habita, chiquillos aspirando terokal con bolsa en mano son, por así decirlo parte también del paisaje urbanístico.
Introduciéndonos más en el Jirón Amazonas que es menester de este relato puede notarse las quintas de antaño que con el tiempo ha decaído en guarida de delincuentes que pululan por esta zona, sin embargo, esto no es impedimento suficiente para abandonar el objetivo primario por el que este lugar es visitado, en su recorrido dejamos atrás un campo ferial inmenso de mochilas cuya mención se justifica por utilizarlo como vía alterna segura al Jirón Amazonas propiamente dicho, ya que está atestada de comerciantes en apariencia inofensivos que hace de esta ruta una buena opción para salir ilesos de nuestra travesía. Luego la confusión campea, una pista angosta divide a otro centro comercial cercado, los carretilleros presurosos en su paso esquivan hábilmente a transeúntes despistados que reparan en ellos justo cuando ya los han sobrepasado.
En el ingreso de este nuevo campo comercial un policía escuálido con vara en mano se pasea militarmente de un lado a otro y con la mirada atenta sabiendo lo inclemente de la zona intenta hacer su trabajo, ya en el interior un periódico mural cubierto por un vidrio ahumado por el polvo intenta mostrar recortes de periódicos amarillentos y blancos por la acción del sol, en donde puede distinguirse títulos como : "Vargas Llosa visita el campo ferial amazonas" , e innumerables panfletos comunistas, a la izquierda el Rio Rimac a pesar de su fama termina por embellecer la tarde fría, al fondo cerca de 5 columnas enormes de puestos uno detrás del otro crea un conflicto en el visitante por donde empezar el festín.
El "Campo ferial amazonas" es tal vez la "Librería de viejo" más grande de hispanoamérica y tal vez del mundo, un recorrido inicial muestra una innumerable cantidad de libros apilados cuyos vendedores deboran la mercancía que ofrecen, un deleite ante nuestros ojos que ni las librerías más fichas del Jockey pueden ofrecer variedad, precio y calidad son los pilares intrínsecos de este campo ferial.
Hace pocos días volví a recorrer sus pasillos en busca de algún buen libro por leer y la experiencia que estos años me ha dado de saberlos encontrar me llevó a una esquina desolada del campo donde casi ni un lector se atrevería a buscar pues la afluencia de compradores en esa zona es muy escasa y pasa desapercibida fácilmente, sin embargo las reliquias que allí se encuentran son de colección; paseaba la mirada por los cientos y cientos de libros viejos que allí se expenden sin buscar algo determinado, cuando una pasta amarilla arrumada tras una pila de revistas de los años 80 llamó mi atención, no era uno, sino cuatro libros originales de Julio Verne cuyas portadas estaban casi intactas con leve vestigio del tiempo pero bien conservadas, unas letras doradas enmarcadas enaltecían la obra y unas hojas increíblemente blancas con apenas imperceptibles puntos de moho hacían esta una oportunidad única, 30 soles bastaron para llevarme a casa estas 4 joyas y aunque dos de ellos ya habían pasado por mis ojos anteriormente hubiese sido cruel separarlos. Este es el campo ferial amazonas, lugar indiscutiblemente maravilloso donde sus vendedores son quizá los más eruditos de Lima y están allí por haber encontrado un espacio donde ejercer su lectura sin la amenaza municipal constante que por años padecieron. visítalo

miércoles, 11 de junio de 2008

Silencio que habla

En el infinito orden de las cosas cualquier pregunta parece obtener respuesta, hasta el más inconmensurable sentimiento es susceptible a valoración dentro de este mundo que a toda costa trata de plantear explicación de lo que a sus manos evidentemente escapa, la exquisitez de las excepciones mantiene viva la esperanza de experimentar situaciones inéditas para violar marcos y limites hasta traspasarlos. Cuando las palabras se agotan dejando inútil su razón de ser, es cuando nace el código más hermoso reflejado en una mirada profunda, una caricia en el rostro, una sonrisa entre labios o el suspiro que precede a un beso. Cuando te miro inocente sin capacidad por decir algo, entregado a la plenitud de lo que por ti siento, nada tiene importancia salvo tu presencia nívea y pulcra que ante mis ojos fulgura, decir te quiero no hace justicia alguna a este corazón ávido por ti.
Siempre, siempre ...

miércoles, 4 de junio de 2008

Nadie es perfecto =P