lunes, 9 de febrero de 2009

De vuelta a Casa


3000 kilómetros fueron necesarios para despojar de nuestros hombros el estres acumulado por los fragores de fin de año, aunque había prometido postear desde las lejanas ciudades de nazca, Arequipa y Puno, no pude hacerlo, pues lo único que buscaba al llegar a la ciudad, era una suave y mullida cama, que aplacara los espantosos calambres al coxis producto de las inagotables horas de viaje.
A pesar de todo ello, el viaje cubrió todas las expectativas que sobre él teníamos, pues no hay nada como un atardecer brillante, sentado sobre una cuesta, al pie de un apacible lago, con el viento frío de la serranía altiplánica obligándote a asir con fuerza el abrigo y friccionar las manos buscando calor, o flotar sobre un piso de totora con el vaivén sosegado del aire, mirando a lo lejos una pobladora urgiendo sus redes para la pesca del día, sobre el lago más alto del mundo y con el cielo más azul que en mi vida he visto.
Ya estoy en casa, cobijado bajo el despiadado verano, respirando nuevamente la macula de lima y envenenándome con lo profundo de su imperfección, preguntándome ¿Por qué diantres vivo aquí?

2 comentarios:

Anónimo dijo...
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Anónimo dijo...

oye CAHUANA, bacan tus lentes de las malvinas.