Toda la ira e impotencia contenida se vio reflejada cuando el periodista iraquí utilizaba su calzado como único elemento para hacer justicia a los suyos, miles de muertes y cinco millones de desplazados ha sido el resultado de esta espantosa guerra que no ha sido justificada aún por los asesinos. Es paradójico ver a Bush defenderse con el brazo ante unos humildes zapatos, absolutamente desprotegido e inerme sin la guarda de su arsenal de tanques y bombas, como aquellas mujeres y niños que seguramente por reacción innata cubrieron sus rostros con el brazo ante el embate de los misiles dirigidos hacia la población civil en un mercado iraquí. Estos genocidas encabezados por Bush y Blair tienen un lugar en la funesta historia mundial y merecen más que un zapato para encontrar justicia.
martes, 16 de diciembre de 2008
Para la Próxima, Puntería
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