miércoles, 2 de julio de 2008

Mi razón

No trates de urguir en el tuétano de mi alma
porque lo que por ti siento
como la sabia de un árbol
dispuesto está para ti, tómalo

Imponente destello de tus ojos
y manos de suave terciopelo
en cuyos remansos de paz
dije mil veces, te quiero.

Nunca escribiré el epitafio
sobre el mármol inmaculado aún
y así perdurará siempre

esto que provocas tú

Como una estela de aurora azul
o rocio de invierno sobre las hojas
suave, delicada y sorprendente eres tu
mi adorada y querida Jenie.

1 comentario:

Anónimo dijo...

que bonito, hazme uno ja ja ja