miércoles, 13 de mayo de 2009

Yo Investigo, Tu Investigas, Nosotros nos Investigamos

La menudencia que abunda en nuestra politiquería peruana nuevamente da muestra de su inmadurez y las rayas al tigre son tantas que fácilmente podría mutarse en una pantera.
El alcance de la denuncia del diario correo a la muy probable futura primera dama Nadine Heredia levantó sin duda alguna una polvareda tan grande como la que casi en simultáneo generó los exabruptos del cocalero Evo Morales,del que trataremos en futuros post; el caso es que la bancada nacionalista cerró filas en torno a los cuestionables ingresos de la esposa de Ollanta Humala y sus esfuerzos, que resultaron no ser tantos, para asirse de importantes cantidades de dinero que seguramente cayeron en manos nacionalistas por la dádiva y gracia del omnipotente, ubicuo, y omnisciente Hugo Chávez, utilizando para ello alguno de los hilos de su enorme telaraña de corrupción con el fin de lavar activos y subvencionar a partidos de izquierda que se plieguen a su causa expansionista. Para desviar las miradas amenazantes que se posaban sobre el partido de la olla y haciendo muestra de su insultante ética parlamentaria, el grupo de Humala necesitaba un chivo expiatorio con que despojarse de los ojos de la opinión pública y no tuvo mejor idea que proponer una investigación contra Pilar Nores, esposa del presidente García, y su participación en la ONG Sembrando; acciones tan burdas como esta no hacen más que atizar las sospechas frente a un Humalismo que se sabe descubierto.
Por otro lado, la suerte de la ex primera dama Eliane Karp de Toledo se encuentra en manosdel juez Jorge Barreto, quien decidirá si inicia o no un proceso penal por presuntas irregularidades en el manejo de fondos asignados a la casa de gobierno. Lamentablemente la animadversión contra Karp aún continúa, esperemos que algún día se comprenda la dimension de su importante labor en el sector indígena, donde sí es reconocida.

He aquí estas tres damiselas que comparten un presente tormentoso, en un país donde las denuncias son tan habituales como los corruptos que las investigan.

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