jueves, 20 de noviembre de 2008

Historia de una Eterna Jacket (finalizada)

Seguramente para el común mortal que no entiende de odontología este será un relato lleno de tecnicismos. Erase una tarde de verano en el alba de internado cuando por los parlantes una cadenciosa voz pronuncia " Eduardo Quea, acercarse a diagnóstico ..." que volvió a repetirse una vez más, el letargo producto del abrazante e inclemente verano fue despejado de inmediato por lo que me dirijo con paso rápido hacia el lugar en cuestión. Sandra, que en ese entonces le correspondía fungir de secretaria me avisa de la existencia de un paciente con determinadas características al que inmediato procedo a realizar apertura de historia, sin imaginar las vicisitudes, frustraciones, inclemencias, impaciencias y fracturas que vendrían.
Paciente de 39 años, con aparente buen estado de salud general, hace 17 años sufrió un traumatismo en la pieza 1.1 (incisivo central superior) el cual a los pocos meses presentó discromía, asiste a consulta por fístula en apariencia proveniente de dicha pieza. ante el examen radiográfico se evidencia zona radiolúcida a nivel del ápice del diente. Diagnóstico: necrosis Séptica de pza 1.1.
Papayita dije yo, ja ja ja cuan equivocado estaba.
La endodoncia no significó ningún problema y en dos citas ya estaba concluida, los problemas comenzaron en apariencia con un inofensivo perno remanium que no era tal pùes olvidé que el paciente había mencionado su deseo de una corona "jacket de porcelana" y es obvio que este perno gris metálico iba alterar el color de la corona, ¿que hago entonces? era mi responsabilidad y culpa, en una mano tenia el perno remanium ya colado y la otra la introducía resignado en mi bolsillo para sacar unos cuantos billetes dispuesto a comprar uno de fibra de vidrio y cementarlo con dual y vitremer, todo esto generó un costo de 65 soles. Con el perno listo y tallado era hora de la toma de impresión, una excelente y bien fabricadas copa de ripol traslado fielmente la línea de terminación entonces era la hora de todo el procedimiento de laboratorio (vaciado, colocación del pin, troquelado, delimitación y articulado ), orondo y contento me aproximo a laboratorio para entregar mi trabajo y allí el excelentísimo Dr. Navas (querido por pocos y odiado por muchos) me dio un argumento para integrarme al segundo grupo antes mencionado, quería que le entregase la toma de impresión. ¿que? este está loco me dije, volví a preguntar,¿pero porque? allí hacemos la cofia.. me contesto, ¿cofia? ¿mi impresión? con suerte está aún en los basurales de la clínica si es que no flotando en alguna playa de Lima, además la tome con alginato y se contrae rápidamente, no me la quiso aceptar; Con la cabeza hirviendo y mi articulado en mano abrazándolo como un bebe, me dirijo a pre laboratorio a consultar sobre esto al Dr. Contreras, él me dice que no es necesaria la existencia de la impresión. pero el dr. Navas, es el Dr. Navas. Que mas da, otra toma de impresión pero esta vez con hilo retractor y elastómero para que resista al tiempo y nuevamente el tedioso proceso de pre laboratorio que antes mencioné tenía que repetirse, pero, para mi disgusto el Dr. Contreras, sí, el mismo al que había recurrido en auxilio por la prepotencia de Navas, se había convertido esta vez en mi verdugo, me dijo lo siguiente: El espacio que hay para la corona es muy pequeño y si lo haces como está no va ha verse isométrico con el otro incisivo, una línea fría recorrió todo mi cuerpo y terminó en mi garganta. Otra toma de impresión, dicen que la tercera es la vencida, ok, esta vez nadie en salvaguarda de su integridad física podía ni tendría que decirme algo, todo esta bien hecho, había desgastado el otro incisivo para equilibrar espacios, y tenía la impresión en elastómero. fui a Laboratorio y creo que Navas leyó mi pensamiento y no me hizo problema alguno en la recepción del trabajo.
Es Viernes, el único día en que Marcos mi paciente puede asistir a consulta, hoy terminaría todo pues cementaba la corona, ya no vería más ese muñón el cual se me había echo familiar, realizo los desgastes necesarios y ajusto la oclusión, ya estaba listo para cementar, "estaba", hasta que llamé a mi docente de clínica Dr. Vásquez y comenzó a verificar la oclusión y todo quedó correctamente bien echo , hasta que. . . colocó su pulgar sobre el borde incisal y presionó la corona con unos cuantos newtons más de lo debido y un sonido sordo parecido al cuando se parte una cáscara de huevo me hizo fruncir el ceño, el Dr. Me miró y dijo uy, ese "uy" era lo que imaginaba, al retirar su mano de la boca del paciente dos trocitos rodaron por el guante hasta llegar a la parte mas profunda de la palma de su mano, y allí estaban, fracturados, separados, desfasados como un corazón partido, una gota de sudor caía por mi cien derecha y una incapacidad por reaccionar se apoderaba de todo mi cuerpo, allí estaba yo, inclinado hacia adelante mirando aún al paciente, con la mascarilla puesta, la cual cubría una boca abierta y estupefacta. Exhalé luego de unos cuantos segundos que se hicieron horas, y Vasquez, mi Dr. dijo: vamos a laboratorio a ver que podemos hacer, ¿que podemos hacer? ja ja una risa indignada en mi mente decía: ¡ya Nada!, habrá que repetirlo dijo navas, y todo empezó nuevamente de cero, luego de una semana después de haber gestionado la repetición del trabajo y tomado una nueva impresión ingreso con cara de pocos amigos nuevamente a laboratorio un día viernes , ya no es necesario mencionar mi nombre, todos, hasta los técnicos me conocen, navas dice !ahhh la Jacket de porcelana ! , no me hizo gracia su comentario y coloque el articulador con desdén como diciendo haber si esta vez sale y me retiré. El miércoles un presentimiento extraño me lleva a laboratorio a preguntar si el trabajo estaría para el viernes que, como ya dije es el único día que Marcos puede venir, increíblemente estaba listo, La corona reluciente brillaba como nunca y una sonrisa ligera comenzaba a formarse en mi boca, gracias dije con convicción a la señorita que entrega los trabajos, ya había dado un paso dirigiéndome a la salida cuando se me ocurre darle un vistazo detallado a la Jacket y.... "la pita que se partió..." Una línea vertical por vestibular surcaba evidentemente la corona desde el borde incisal hasta gingival, fisura que me hizo tragar saliva y retornar el paso dado para decir: ! oiga esto está fisurado ! ,la chica con sus característicos y graciosos gestos felinos cierra los ojos por un instante y agita la cabeza.. ¿como ?.. me pregunta ... uy si .... menos mal que te has dado cuenta porque hubieran dicho que se te ha caído... ! ya conoce a su jefe, Navas ! es cuando me di cuenta que estaba solidarizándose conmigo y miraba mis reacciones, voy a hablar con el Doctor, regresa dentro de 15 minutos. continuó......, durante ese lapso cual padre primerizo sentado en sala de espera intentaba imaginar las soluciones posibles a esa fisura hasta que se cumplió el tiempo y lentamente crucé el umbral de la puerta, Antes de gesticular palabra alguna Navas se adelanta y me dice: ... tenemos que repetirla... cada una de esas consonantes fueron como balas que penetraban violentamente hacia el estómago y no pude ya más, en ese instante por mi mente visionaba la imagen de Marcos asistiendo puntualmente a sus citas, viendo también al Dr. Vásquez con los fragmentos fracturados y comenzaba a formarse otra imagen troquelando, cuando recuperé la conciencia cual Goku en su ultima fase de transformación, supe que era el momento de atacar, dejar la parsimonia que nada bueno había traído y dije con un tono insolente. : Mi paciente ha sido precisamente paciente, esto es ya demasiado, como es posible que por una corona me tengan tanto tiempo así,.... había perdido el control y mi boca cobró vida propia.... ya estoy repitiendo tantas veces ese trabajo, mi paciente viene el viernes para cementar esta corona ¿ahora que le digo? ... Navas sin dirigirme la vista miraba la corona fisurada, tiene que estar para el Viernes dije con voz imperativa, usted tiene que asegurarme eso.... Es así como acordamos que un trabajo cuya elaboración tarda 4 días pudo acortarse a dos. Ya el viernes por la tarde estaba recogiendo mi nueva corona jacket de porcelana que no sé si fue sugestión o realidad el encontrar una micro fisura de unos cuantos milímetros de longitud pero que sin embargo pensé yo no influirá en nada, al fin hoy cementaré esta corona me repetía una y otra vez y se lo comentaba a todos quienes habían sido testigo de mis frustraciones, al probarla en boca "No adaptaba" (por salud hepática prefiero omitir todo recuerdo) el caso es que termine en pre laboratorio vaciando y troquelando la impresión de arrastre. El siguiente viernes como premonición no asistió el Dr. Vásquez, un riesgo menos de fractura me dije, es por eso que la supervisión de mi trabajo lo realicé con el Dr. Saavedra, al fin, el dual se escurría grandiosamente entre el muñón de fibra de vidrio y la porcelana y una luz azul ponía fin a una travesía exhausta e inolvidable, Marcos estaba tan contento que ese mismo día se animó a cambiarse por resinas unas feas amalgamas que desentonaban con la magnificencia de la corona. Yo, no cabía más de felicidad y todo era risa y chacota, con Marcos comenzábamos a sacar cuenta de la cantidad de impresiones, el número de citas y caíamos en risa. Pasaron tres días hasta que ...... El Lunes luego de una tarde desgastante como nunca antes lo había hecho mis ánimos estaban al tope, permanecí en pre laboratorio hasta cerca de las 8:30 de la noche confeccionando la cubeta para lo que sería mi prótesis completa, no había casi nadie en el tercer piso, mucho menos en el segundo, cuando terminé de ordenar mi locker era ya casi las 8:40 y había llegado la hora de retirarse, con el cabello húmedo y las manos en los bolsillos me dirijo al primer piso, desde las escaleras puedo ver de reojo a la Dra. Paccini en recepción con sus graciosos lentes observando un documento y hago como que no la veo pues no tenía ánimos de saludarla. Estaba a unos pasos del umbral de la puerta principal de clínica y al cruzarla detrás de las rejas derechas logro divisar la silueta de una persona, sin embargo no tomé importancia de ello y doblé a la izquierda, es cuando escuché que alguien llamaba por mi nombre, sin ánimos de exagerar al voltear, hubiese preferido mil veces ver un fantasma, era Marcos, quedé estupefacto, petrificado, gélido no era necesario que dijera algo, su presencia a esa hora y en ese lugar no tenía otra explicación. me dijo con un tono de voz lastimero : ... Eduardo e hizo una pausa como quien da una noticia terrible y no se atreve a hacerlo... mira.. continuó y mostró su diente, la oscuridad de la noche no pudo disfrazar lo evidente, y ni siquiera era necesario agudizar la vista para darse cuenta de lo que había ocurrido, dentro de mí la sangre parecía haber dejado de circular y se había convertido en mercurio, por un instante quedé con la boca abierta sin capacidad para responder y reaccionar, me tome la frente con la mano, una reacción poco usual pero que ameritaba el caso.... como no pude gesticular palabra alguna, Marcos continuó... estaba comiendo pollo a la braza y de pronto se rompió y mañana temprano tengo que ir a trabajar...... él intentaba decirme "hazme un provisional, Ya". Al mismo tiempo que exhalaba de mis pulmones el aire que había permanecido durante el curso de este trance decía ¿Ahora que hago?, me arrepentí luego de no haberme despedido de la Dra. Paccini quien era en estos momentos la fuente de mi solución temporal, con la convicción de una respuesta negativa me acerco sigiloso a la ventanilla de recepción donde Paccini continuaba en el mismo lugar con sus papeles, Dra.., le digo a través del vidrio, y comencé a relatar la frustrante historia con un tono de voz convincente y suplicante al mismo tiempo, mientras hablaba buscaba en mi mente el momento preciso para insertar el pedido, hasta que llegó la hora de disparar: .... Dra. ¿no puedo hacerle solamente su provisional ahora? , dije esto con la frente arrugada, las cejas levantadas y los labios contraídos, para dar más lástima aún, ..de ninguna manera, ya no hay docentes, ¿quién te va ha supervisar?... contesto secamente ella ... yo no podía rendirme, marco estaba esperando sentado y lograba verlo a través del reflejo del cristal que a ratos se empañaba con mi respiración cargada y jadeante producto de la estresante situación, continué insistiendo, tanto así que pude percibir un atisbo de compasión tras las resinas de sus gruesos lentes, Paccini por un momento quedó dubitativa y es donde aproveché para insertar un "... por favor doctora..." , ella finalmente daría su veredicto: ".... esta bien, pero no puedes entrar a ni una de las salas, trabajas en el sillón de diagnóstico y el Dr. Zevallos que te supervise", volvió a ser la Paccini de antes, pero que más daba, profundamente agradecido y a la vez presuroso mis piernas comenzaron a movilizarse, mas mi cabeza permanecía en la ventanilla con Paccini para decirle reverentemente un "Gracias, Dra", la pequeña felicidad de este logro desapareció cuando volví por Marco, se le veía preocupado, no tanto como yo, claro; lo conduje hacia diagnóstico donde creí podría hacer el provisional con ayuda y supervisión del doctor Zevallos, al sentarse en el sillón el Doctor lo examinó y e hizo una pregunta claramente acusadora ¿que has comido?... un pequeño conato de bronca se había iniciado y esta vez el pollo era el motivo de la disputa por resolver el motivo de la fractura, cada uno defendía su parte, el doctor atacaba con el hueso y Marcos se defendía con la carne, así pues cada uno disparaba por su lado: ... habrás mordido el hueso, ... sólo fue la carne, ... mi provisional era más resistente que esta, y en fin, yo escuchaba callado la áspera discusión hasta que me decidí por tomar partido, obviamente a favor de Marcos y los dos comenzamos a rebatir, yo incluso metí en la conversación la ineptitud de laboratorio, cosa que después me arrepentí, puesto que los trapos sucios se lavan en casa. El caso es que en esa funesta noche Marcos salió de la clínica en las mismas condiciones como ingreso, con una arruga más en la frente claro está. Yo no sabía como disculparme y le decía de todas las formas posibles que comprendía su situación y molestia por lo que acordamos una cita para el día siguiente, él tuvo que cancelar la importante reunión que tenía en su trabajo, sabía que no era el clásico "floro" de paciente puesto que con días de anticipación me había comentado de esta importante fecha, lo que hacía incrementar aún más mis sentimientos de culpa.
Aunque sábado no era el turno que correspondía al Dr. Vásquez, tutor de la corona de Marcos, ese día tuve que atenderlo y constatar in situ ante Purizaga, doctor de las mañanas, el desastre de esa corona con el fin de tramitar su repetición. En el intento por desprender el remanente de porcelana que aún quedaba adherido al muñón de fibra de vidrio modifiqué por consejo de Purizaga la anatomía de este, sabiendo que esto implicaría nuevamente la tediosa toma de impresión; Purizaga fiel a su estilo explicaba a Marcos las bondades de la porcelana y la inexplicable fractura de su corona. Terminado aquel día el provisional, una larga semana hasta el viernes me esperaba sin embargo , pasó cerca de 14 días , tiempo en que tardó todo el trámite para la repetición y otra toma de impresión. Llegado el momento la corona reluciente estaba lista para ser cementada, unos desgaste por aquí, unas silanizaciones por allá y me daba ánimos con una esperanzadora convicción del buen trabajo que había hecho, yo era famoso ya en ese entonces por mi corona jacket de porcelana y todos se acercaban a preguntarme : ... ¿ese es tu paciente?, ¿ya la cementaste?. La corona era una hermosura, tanto, que era difícil distinguirla del incisivo de al lado, incluso retaba a algunos de mis compañeros a descubrir cual era la corona y cual el diente natural, sea cual fuese la causa de las anteriores fracturas, estaba seguro que aquel día sería el último en que viese a Marcos.
Pasó más de una semana sin tener noticias de la abominada corona, por lo que asumí el éxito de mi tratamiento.
Era de noche cuando mi madre y yo salíamos de la clínica para subir al auto que esperaba en la puerta, teníamos planeado comer en la pollería Rockys a tres cuadras del lugar, para ello mi padre debía girar en "U" la avenida San Luis en dirección a Canadá, yo que estaba sentado en la parte posterior del carro pude ver los enormes condominios que frente a la videna se encuentran, de inmediato recordé a Marcos que vivía en uno de esos edificios, entonces le dije a mi Mamá: ... ¿te acuerdas de mi paciente?... al que se le paraba rompiendo la corona ..., ya no me ha llamado, menos mal que salió todo bien. Esa misma noche, ya en el restaurante mientras saboreaba el pollo a la brasa, recibí una llamada al celular, un trémulo nombre se podía ver en la pantalla, sí, era Marcos, ...ya vengo, dije y me aparté del bullicioso lugar templando y presintiendo lo peor, a pesar de toda la enorme bulla y la gran interferencia del celular que impedía escuchar lo que él decía, hubo un par de segundos en los que se confabularon los sonidos estrepitosos para dejar escuchar bien en claro la infausta frase: "se me rompió la corona", El techo de la pollería cayó sobre mí en ese momento y mis pies de plomo no podían volver a la mesa, mi jadeante respiración caliente contrastaba con la gélida mirada que fue advertida por mi madre quien pregunto: ... ¿que pasó? , y dije yo, mirando a un punto fijo con la boca semiabierta: ... se rompió.
Ya sea brujería o maldición, lo cierto es que me encontraba siempre haciendo los provisionales de emergencia los sábados y teniendo como testigo a Purizaga, quien me decía sorprendido: ... ¿que, otra vez?, yo ya no sabía donde meter la cabeza y para ser sincero, por primera vez unas gotas de impotencia se asomaban por mis ojos. En vista que hasta el momento íbamos de fracaso en fracaso, sin justificación alguna comenté a Marcos la posibilidad de cambiar el material de la corona por un modesto Adoro, Chromasit o Ivocrón, incluso se me pasaba por la mente una veener ivocrón, pero eso era caer en el submundo, el caso es que Marcos dejó a mi criterio la elección de su eterna corona. Yo, involucrado tremendamente con la responsabilidad de elegir el material, pedí consejo a cuanto doctor se cruce por los pasillos de la clínica, relatándole a cada uno mi triste historia y obteniendo de ellos su veredicto y compasión reflejado en una sonrisa o mano en el hombro que decía: .. te acompaño en tu dolor. Sin sacrificar la estética y darle mayor solidez me decidí por una corona metal porcelana sabiendo a priori que demoraría dos semanas más puesto que necesitaba la prueba de bizcocho. Llegado el viernes, que es el único día en que Marcos puede asistir a sus citas, era el momento de probar la estructura metálica, que para variar bailaba como una campanita sobre el muñón, peores cosas ya no me podían pasar, había adquirido cierta coraza ante los embates de esta execrable corona y miraba simplemente cansado con los hombros caídos a la estructura metálica, tomé una impresión de arrastre para tratar de cubrir con porcelana los espacios en los que no llegaba el metal y Marcos tenía la mandíbula y dientes casi luxados de tantas impresiones, el doctor Vásquez, bien gracias, evitaba todo contacto con mi paciente y yo simplemente hacía todo por inercia y con una profunda vergüenza. No recuerdo cuanto tiempo pasó desde aquel día, la cuestión es que luego de varias semanas estaba Marcos echado nuevamente en el sillón y yo tenía en la mano derecha una corona metal porcelana, dispuesto a terminar con esta pesadilla que no me dejaba dormir por las noches, ni vivir por el día; recuerdo cada instante el momento en que tendría que cementar la definitiva y ahora cambiada corona metal porcelana, aún no hacía nada y mi corazón ya empezaba a latir rápido, por primera vez elevé una oración antes de colocarle el ionómero de cementación. Estando ya cementada, la corona apenas excedía levemente en protrusiva, así que un simple desgaste debería ser suficiente, creí yo haber culminado, hasta que Marcos me dijo algo que no me había comentado en anteriores oportunidades, y que yo, debería haber verificado, lo que me dijo terminaría por resolver el misterio de las coronas fracturadas...
Desde ese entonces, antes de cruzar la pista recuerdo a mi gran paciente Marcos Rodríguez.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

y qué fue lo que te dijo ? = S!

Garo dijo...

Suelen pasar los errores en los tratamientos, aún más en los casos de materiales estéticos. Pero deberías mejorar y equilibrar la anécdota con el trabajo de ritmo y tono de la historia. No esta bien dado el remate. La crónica es mala, con errores y demás faltas, supongo que la termine de leer porque hablaba de cosas técnicas con las que estoy mas o menos familiarizadas.

Un Saludo
Intenta mejorar la redacción... para las siguientes crónicas

Anónimo dijo...

TE TIEMBLA LA MANO LOCO , POR AHI LEI QUE TE DICEN 5 DEDOS DE FURIA Y QUE HACES JUSTICIA CON TUS MANOS

Anónimo dijo...

el dueño de este blog no responde a las interrogantes de sus lectores ¬¬ '

ivan dijo...

hola, interesante tu caso, no voy a calificar tu narrativa por qno soy quien para hacerlo soy dentista, gracias por contar tu anectodota,deberias sacar concluciones para q el q lo lea aprenda de los errores es la idea de crecer en l profesion.
hacer un mal diagnostico en un paciente q bruxxa o no tiene adecuada protusion puede ser basico para una corona yaket, q raro q tus profesores no te enseñen eso.
Po r otro lado me has hecho recordar con la actitud de tus profesores q muchos pueden ser buenos dentistas pero pesimod docentes por q nunca se prepararon para serlo.
seria lindo pregutarse si eso te pasa en tu consultorio reflexionar en el tema eso te ayudaria mucho mas a entender el ejercicio de la profesion
perder un paciente, q este te haga mala fama le diga a muchos lo mal q procediste con el; recapacitar para q en la practica privada com mejorar eso falta en tu profesores
un abrazo cuidate y gracias por tu anecdota